Dios

Hay un solo Dios verdadero, que existe eternamente en tres personas – Padre, Hijo, y Espíritu Santo. (Deuteronomio 6:4, Salmos 90:2, Mateo 28:19, Hechos 5:3, 4; 2 Corintios 13:14; Apocalipsis 1:4-6)

La Biblia

La Biblia es la Palabra de Dios inspirada, infalible, e inerrante en los manuscritos originales, y es nuestra autoridad final. (Salmos 119:89; Isaías 40:8; Mateo 5:18; 2 Timoteo 3:16; 2 Pedro 1:20, 21)

La Iglesia

Todos los creyentes en la época presente son miembros del cuerpo de Cristo, la iglesia universal, unidos a Cristo y el uno al otro por la morada del Espíritu Santo. Los creyentes deben de congregarse en las iglesias locales para dedicarse a la enseñanza bíblica, el compañerismo, partir el pan, y oración. El propósito de la iglesia es desarrollar discípulos dedicados (Mateo 18:19, 20; Hechos 2:42; I Corintios 1:2; 11:2, 17-34; 12:12-14; 14:34-38; Hebreos 10:23-25)

El Gobierno de la Iglesia

Creemos en el liderazgo plural de ancianos como está prescrito en 1 Timoteo, Tito y el libro de los Hechos.

La Vida Eterna

La única condición para recibir vida eterna es fe sola en el Señor Jesucristo, quien murió una muerte sustitutiva en la cruz por el pecado del hombre y que resucitó corporalmente de la muerte (Juan 3:16-18, 6:47; Hechos 16:31).

La fe es la convicción de que algo es cierto. Creer en Jesús (“el que cree en mí tiene vida eterna”) es estar convencido de que Él garantiza la vida eterna a cada persona que simplemente cree en Él para recibirla (Juan 4:14; 5:24, 6:47, 11:26; 1 Timoteo 1:16).

No hay ningún acto de obediencia que pueda ser agregado como condición para recibir la vida eterna (Romanos 4:5; Gálatas 2:16; Tito 3:5)

La Seguridad de la Vida Eterna

La seguridad de la vida eterna es la certeza de que estamos eternamente seguros simplemente por la fe en Jesús. La seguridad de la vida eterna se basa solamente en la promesa que Dios hace en Su Palabra, que todo aquel que cree en Jesús para vida eterna posee la vida eterna (Juan 5:24; 1 Juan 5:9-13). Las buenas obras, que pueden y deben seguir la regeneración, no son necesarias para que una persona tenga la seguridad de la vida eterna (Efesios 2:10; Tito 3:8).

Recompensas Eternas

Dios recompensará a los creyentes que han demostrado la fidelidad en su discipulado con recompensas eternas en su reino. Las recompensas eternas son claramente diferentes del regalo gratuito de la vida eterna (Mateo 6:19-20; 1 Corintios 3:14; Colosenses 3:24)

El Discipulado (Crecer en Cristo)

La meta de la obra del Espíritu Santo en la vida del creyente es producir la madurez espiritual reflejada en el comportamiento y las actitudes consistentes semejantes a Cristo (Gálatas 5:22-25; Lucas 14:25-33; Colosenses 1:23-29). Por lo tanto, la obediencia a la Palabra de Dios, aunque no sea necesaria para obtener la vida eterna, es la responsabilidad esencial de cada creyente (Romanos 6:12-23; Hebreos 5:13-14; 1 Corintios 2:14–3:4). Si un creyente no cede al ministerio del Espíritu Santo en su experiencia, el resultado va a ser fracaso, evidenciado por los actos pecaminosos o incluso desobediencia prolongada y la consiguiente disciplina de Dios (1 Corintios 10:1-13; Gálatas 5:16-21).

El Pecado

El pecado se define por la palabra de Dios, y no está sujeto a cambios basados en tradiciones o cultura (Salmos 119:11). El pecado es una fuerza destructiva en la vida del creyente (Santiago 1:15). Dios disciplina a los creyentes que participan habitualmente en el pecado (Hebreos 12:6, Apocalipsis 3:19). Sin embargo, el creyente no pierde su vida eterna cuando peca (Juan 10:28, Romanos 8:38-39).

La Motivación para la Obediencia del Creyente

Es inconsistente con el evangelio y con la Escritura buscar ganar o mantener la vida eterna por vivir una vida piadosa. Sin embargo, las Escrituras presentan varias motivaciones para la obediencia en la vida cristiana.

Una motivación poderosa para vivir la vida cristiana es el agradecimiento a Dios por habernos salvado por Su gracia (Romanos 12:1-2; 2 Corintios 5:14 -15; Gálatas 2:20). Lo amamos porque Él nos amó primero (1 Juan 4:19)

Los creyentes también deben de ser motivados por saber que su Padre celestial no solo bendice la obediencia, sino también disciplina la desobediencia en sus hijos (Gálatas 6:7; Hebreos 12:3-11; Levítico 26:1-45).

Finalmente, cada cristiano debe presentarse delante del Tribunal de Cristo, no para determinar su destino eterno, porque eso ya ha sido establecido, sino para evaluar la calidad de su vida cristiana en la tierra (2 Cor 5:10; Apoc 22:12). Anticipar una recompensa en el Tribunal de Cristo también debería motivar a los creyentes a perseverar y ser fieles a la voluntad de Dios. (1 Corintios 3:10-17, 9:24-27; Santiago 5:8-9; 1 Juan 2:28)

El Estado Eterno

Los creyentes pasarán la eternidad con el Señor en la Tierra Nueva en Su glorioso reino (1 Tesalonicenses 5:10; Apocalipsis 21:1-3ff). Los no creyentes, cuyos nombres no se encuentran en el Libro de la Vida, pasarán la eternidad en un tormento eterno consciente en el lago de fuego (Isaías 66:22-24; Daniel 12:1-2; Mateo 25:46; Gálatas 6:8; 2 Tesalonicenses 1:5-10; Judas 13; Apocalipsis 14:9-11; 20:10-15).

El Hombre

Creemos que el hombre fue creado a imagen de Dios, pero cayó en pecado, resultando en la separación de Dios y la muerte espiritual. Todos los seres humanos nacen con una naturaleza pecaminosa y están bajo juicio de Dios, pero pueden tener vida eterna a través de la fe en Jesucristo (Génesis 1:26; Romanos 3:23; 5:12).

El Matrimonio

Creemos que Dios creó la raza humana con dos sexos genéticos, varón y mujer; él estableció el matrimonio para ser una unión para toda la vida entre un hombre y una mujer; y que la intimidad sexual es lícita solamente dentro del matrimonio.

El Rapto de la Iglesia y la Segunda Venida de Cristo

Creemos en la venida inminente, personal y corporal de Jesucristo. Primero, Él vendrá en las nubes para llevar a Su iglesia en el rapto antes de la tribulación, y luego regresará a la tierra en poder y gloria para poner fin a los 7 años de tribulación y establecer Su reino milenial (1 Tesalonicenses 4:16-17; Apocalipsis 19:11-16).

La Resurrección

Creemos en la resurrección de los muertos. Los justos resucitarán para disfrutar de la vida eterna en el reino de Jesucristo y los injustos serán resucitados para el juicio eterno. Los que mueren en Cristo pasan inmediatamente a la presencia del Señor, mientras que sus cuerpos serán resucitados en el día del rapto (Juan 5:28-29; 1 Corintios 15:51-52; 2 Corintios 5:1-8).

Los Ángeles

Creemos en la existencia de seres angelicales creados por Dios, incluyendo ángeles no caídos que sirven a Dios y ángeles caídos, como Satanás y sus demonios, que se oponen a Dios. Satanás y sus seguidores fueron derrotados por Cristo en la cruz y están destinados al juicio eterno (Hebreos 1:7, 14; Apocalipsis
12:9; Mateo 25:41).

Autoridad Civil

Creemos que Dios ha establecido la autoridad civil para mantener el orden y regular las responsabilidades sociales. Los cristianos deben respetar y obedecer al gobierno en todo lo que no contradiga las enseñanzas bíblicas. Sin embargo, nuestra esperanza última es en el gobierno perfecto de Cristo durante Su reino milenial (Romanos 13:1-7; Mateo 22:21).